Hemos tocado en varias ocasiones el tema de Liderazgo en las organizaciones y hoy quiero destacar fundamentalmente los principios que guían el comportamiento de un Líder.

Según Stephen R. Covey, la gente ineficaz trata de administrar su tiempo basándose en prioridades, mientras que la gente eficaz organiza su vida y sus relaciones basándose en principios, es decir, en leyes naturales y normas que tienen validez universal. El liderazgo es la habilidad de aplicar estos principios a los problemas, lo que se traduce en calidad, productividad y relaciones fructíferas para todos.

Frecuentemente los personajes históricos son tomados para ejemplificar aspectos a modelar en la cultura empresarial.  El arte de la Guerra de Sun Tzu, o el liderazgo de Atila, incluso Maquiavelo y sus consejos al Príncipe, han sido referencia para estudiar este complejo aspecto de la administración en las organizaciones. 

Con la llegada del Papa Francisco a la Iglesia Católica, este estilo de liderazgo ha renovado a la Iglesia.  «Los jesuitas nos muestran un modelo de liderazgo que va contra la corriente de la mayoría de los modelos contemporáneos», asegura Chris Lowney, quien subraya que los miembros de esta congregación religiosa «en lugar de hablar de liderazgo, lo practicaron». No son los votos de pobreza, castidad y obediencia que impone a sus miembros lo que alienta su teoría del liderazgo. La diferencia se asienta en cuatro valores básicos que inspiraron a los jesuitas y que no están, según Lowney, muy extendidos, ni siquiera están muy bien vistos en las organizaciones empresariales actuales.

Se trata de la capacidad para conocerse a uno mismo, que se logra haciendo examen de conciencia y es lo que permite descubrir los recursos, debilidades y metas; el ingenio, entendido como la capacidad de enfrentarse con creatividad a los cambios y a no temer el riesgo; el amor, que permite ver a todas las personas como líderes y aprovechar sus capacidades, y el heroísmo, para aspirar siempre a ser mejores.

Estas características no pueden tenerlas las organizaciones, sino que son personales y por tanto impregnan toda la vida de un individuo, tanto la profesional como la personal. Es lo que Lowney llama «liderazgo personal efectivo» y que rompe con la visión de que los líderes son sólo los jefes que saben estar a la altura de las circunstancias en los momentos clave. Para el autor, el liderazgo se ejerce a todas horas, y de abajo arriba, incluso en un encuentro casual en un ascensor con un empleado. Los líderes además no controlan sus resultados y no son inmunes a los errores, sino que son capaces de sobreponerse a ellos, de rectificar.

La toma de decisiones y la capacidad de decidir de un líder se centran en valores y principios que cada organización establece.  En la cúspide de la pirámide de documentos que integran un sistema de decisiones se encuentran los principios y valores de cada organización.  Es por eso fundamental difundirlos y revisarlos periódicamente para asegurar que siguen siendo la guía para que un líder lleve a su empresa al cumplimiento de la razón de ser de la empresa.

Armando Luna Zepeda

Marzo 31 2024

Categorías: Editorial